Lawfare y Counterlawfare en el Ártico: Las potencias y su uso interesado del derecho
19/12/2024
Resumen:
El texto analiza el uso del ahora denominado lawfare -guerra jurídica- como herramienta de poder en el Ártico, una región clave para las potencias mundiales debido a sus recursos naturales y su valor estratégico. Se examina cómo Rusia, China y Estados Unidos emplean el Derecho Internacional de forma instrumental para avanzar sus agendas geopolíticas.
Lawfare: cuando el Derecho se convierte en un arma de poder
En los últimos años, el término lawfare ha ganado relevancia, aunque su esencia no es nueva y es dudoso y debatible si se está dando nombre “comercial” a una vieja táctica jurídica.
Esta combinación de las palabras inglesas law (derecho) y warfare (guerra) describe un fenómeno inquietante: utilizar el Derecho como herramienta de combate, un arma sutil pero devastadora que pone en jaque al adversario y, a menudo, los mismos principios en los que debería residir la idea de justicia.
En términos más familiares, se asemejaría a lo que en la tradición jurídica española conocemos como "abuso de derecho". Un uso estratégico de las normas, llevadas al extremo de su interpretación para acorralar al oponente. Esta táctica busca no solo derrotar al contrincante, sino también proyectar una fachada de legitimidad, disfrazando intereses egoístas bajo el manto de la justicia.
Este fenómeno no tiene fronteras. Desde escenarios nacionales hasta conflictos internacionales, desde disputas universitarias hasta dinámicas familiares, el llamado lawfare puede aparecer en cualquier ámbito. Sin embargo, uno de sus campos más notorios en los que se emplea esta expresión es el Derecho Internacional, donde se utiliza para justificar agendas cuestionables bajo el pretexto legitimador del Derecho.
Miremos hacia el extremo norte del planeta. Allí encontramos ejemplos de cómo se instrumentaliza el Derecho Internacional para impulsar causas que, bajo un análisis más profundo, dejan un rastro de intereses geoestratégicos éticamente dudosos.
El Ártico: Un Nuevo Campo de Batalla Jurídico y Geopolítico entre Rusia, China y Estados Unidos
El Ártico, un espacio remoto y majestuoso, ha emergido como uno de los escenarios más críticos de competencia geopolítica en el siglo XXI. Este territorio, rico en recursos naturales y cada vez más accesible por el cambio climático, enfrenta ahora dinámicas de poder donde Rusia, China y Estados Unidos compiten no solo por ganar influencia, sino también por ganar legitimidad. En este contexto, el término lawfare, el uso estratégico del derecho como herramienta de poder, se erige como una táctica clave.
Rusia en el Ártico: Estrategia, Poder y Control
El Ártico, con su vasta extensión y riqueza en recursos, constituye un pilar estratégico para Rusia, que ha consolidado su posición geoestratégica como la nación con mayor territorio en esta región. Aprovechando tanto su geografía como su dominio técnico, el país ha formulado ambiciosas reclamaciones de plataforma continental extendida ante la Comisión de Límites sobre la Plataforma Continental (CLPC) en 2001 y 2015, ampliándolas posteriormente. Estas solicitudes, basadas en estudios geológicos y científicos, buscan ampliar su control territorial más allá de las 200 millas marinas, conforme al artículo 76 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS). Aunque estas reclamaciones han generado tensiones con Dinamarca y Canadá, y polémica en el escenario internacional, Rusia continúa respaldándolas con argumentos jurídicos sólidos, presentándose como un actor legítimo dentro del marco del Derecho Internacional y, hasta el momento, ha conseguido en gran medida el respaldo de la CLPC.
La estrategia rusa también se manifiesta en la Ruta Marítima del Norte (NSR, por sus siglas en inglés), un corredor que, gracias al deshielo, promete transformar el comercio global al conectar Asia y Europa con mayor eficiencia que el Canal de Suez. Rusia ha impuesto regulaciones estrictas para controlar este paso, exigiendo permisos a buques extranjeros y escoltas de rompehielos nacionales. Aunque estas medidas se justifican como esenciales para la seguridad y la preservación ambiental, y se amparan en la interpretación del artículo 234 de la CNUDM -conocida como “excepción ártica”- también refuerzan el dominio de Rusia sobre esta ruta estratégica, consolidando su papel como actor clave en el comercio ártico, ámbito de expansión y balón de oxígeno para este país frente a las sanciones que soporta desde que iniciara la guerra contra Ucrania el 24 de febrero de 2022.
Además, la militarización del Ártico -creciente en un contexto de guerra- complementa este enfoque, con bases militares y una infraestructura robusta que aseguran el control de la región. Estas iniciativas no solo fortalecen la posición rusa frente a sus rivales, sino que también proyectan su poder en un escenario de creciente competencia internacional.
China: Un Jugador Extraterritorial con Ambiciones Árticas
Aunque China no tiene territorio en el Ártico, se autoproclamó "Estado cercano al Ártico" en su Estrategia Ártica de 2018. Esto refleja su interés en explotar las oportunidades que ofrece la región, especialmente a través de la llamada "Ruta de la Seda Polar". Esta estrategia, enmarcada en la iniciativa más extensa Belt and Road, busca establecer corredores comerciales que conecten a China con Europa a través del Ártico.
China también emplea supuestamente lawfare, moldeando narrativas jurídicas para justificar su presencia. Ha argumentado que el Ártico es una "frontera común" y ha financiado proyectos conjuntos con Rusia, con quien coopera estrechamente, como el Yamal LNG, para garantizar su acceso a los recursos energéticos de la región, lo que a su vez ayuda a Rusia en el contexto de las sanciones internacionales antes mencionadas. Sin embargo, su enfoque genera preocupación entre las naciones árticas, que ven estas iniciativas como un intento de reconfigurar las normas internacionales en su beneficio.
Estados Unidos: ¿Defensor del Orden Internacional o Actor Contradictorio?
Estados Unidos, aunque rezagado en la ratificación de la CNUDM, de la que no es parte, invoca este relevante tratado a su conveniencia y en tanto que derecho consuetudinario para proteger sus intereses en el Ártico. Así, su anuncio de reclamo de plataforma continental extendida en 2023, sobre las bases del artículo 76 antes mencionado, a pesar de no ser parte del tratado, subraya la paradoja de su estrategia jurídica y solivianta a Rusia y China, que argumentan que lo que Estados Unidos califica para sí mismo como legítimo, lo critica como lawfare en manos de sus rivales, reflejando una postura ambivalente.
Además, la militarización del Ártico por parte de EE.UU. y sus aliados de la OTAN también ha incrementado las tensiones. La incorporación de Suecia y Finlandia a la alianza a consecuencia de la guerra en Ucrania, refuerza su presencia en la región, dejando a Rusia como el único Estado ártico fuera de la OTAN. Este escenario alimenta la confrontación y marca el fin de la cooperación pacífica que caracterizó al Ártico en décadas pasadas.
Sin embargo, esta narrativa suele ser unilateral: mientras se critica a Rusia por sus tácticas, los países occidentales, todos miembros de la OTAN, emplean estrategias similares bajo la justificación de la cooperación o la estabilidad regional o, incluso, del counterlawfare.
CONCLUSIONES
Las intenciones de China y Rusia al respaldar y emplear estrategias como el lawfare en el Ártico son multifacéticas y estratégicas, apuntando hacia una serie de objetivos geopolíticos, económicos y de influencia internacional. Estas metas reflejan sus ambiciones de consolidar poder y desafiar el orden internacional liderado por Occidente. Pero es fácil ver la paja en el ojo ajeno, pues al final descubrimos a nuestros aliados incurriendo en el mismo pecado.
El ahora llamado lawfare -una estrategia de sobra conocida, pero que ha ganado su nombre por usarse de forma sistemática en la actualidad- va más allá de ser una legítima y astuta maniobra jurídica: es un ejercicio de poder. Solo aquellos que poseen suficientes recursos e influencia pueden desplegar esta estrategia con éxito. A menudo se trata de quienes desean demostrar su dominio al resto del mundo, aunque detrás de sus trajes elegantes y discursos articulados se escondan prácticas propias de matones.
[1] Este blog se corresponde con el tema que desarrollé recientemente (21 de noviembre de 2024) en un evento organizado en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla junto con la Asociación Española de Profesores de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales (AEPDIRI), titulado Lawfare Internacional: Uso y Abuso del Derecho Internacional. Mi ponencia, que será objeto de una extensa publicación, llevaba por título “Lawfare en el Ártico: la convergencia de intereses geopolíticos entre Rusia y China”.