Universidad Laica
La mesa redonda sobre el laicismo en la universidad, celebrada en la Biblioteca Histórica y organizada por Encuentros Complutense y la asociación Europa Laica, se alargó durante más tiempo del previsto debido a lo encendido del debate. Porque si es cierto, como asegura el decano de la Facultad de Geografía e Historia, Luis Enrique Otero Carvajal, que hoy en día la sociedad española se caracteriza por su "elevadísimo nivel de irreligiosidad", también es verdad que la Iglesia Católica continúa teniendo una serie de privilegios, que además están amparados por la ley, incluso por la Constitución.
María José Fariñas Dulce, subdirectora del Instituto de Estudios de Género de la Universidad Carlos III, recordó que su centro universitario es el único de la Comunidad de Madrid que no tiene capillas y donde no se imparten asignaturas religiosas en ninguna titulación.
Para ella, el problema estriba en que la propia Constitución no se dice que España sea un Estado laico, e incluso en su artículo 16.3 afirma, que "Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones".
Junto a esa referencia expresa a la cooperación entre los poderes públicos y la Iglesia, están también los acuerdos con el Vaticano, que son una especie de tratado internacional, "que son muy difíciles de romper". Por lo tanto, "la Iglesia se aferra a sus privilegios, pero amparándose en la ley".
Y no sólo eso, sino que al amparo del artículo 16.3 se han ido firmando acuerdos con otras religiones, así que en realidad el "Estado español no ha caminado hacia el laicismo, sino hacia la multiconfesionalidad".
El único camino posible, por tanto, para Fariñas Dulce es "modificar la Constitución e impugnar los acuerdos con la Santa Sede, porque son preconstitucionales e inconstitucionales, ya que violan el artículo 14 de la propia Constitución, el que habla del principio de igualdad".
En la universidad
El profesor complutense Pedro López López, moderador de la mesa y miembro de la junta directiva de Madrid Laica, señaló que en contra de lo que a veces se hace creer, el laicismo no va en contra de nada, sino que "sólo pretende la libertad de conciencia de cualquier ciudadano, religioso o no, y eso requiere la neutralidad del Estado".
López López piensa que la universidad tiene un papel dentro de este laicismo, ya que "debe ser muy combativa en la defensa de la libertad de conciencia y alentar con vigor la razón y la ciencia".
Según el representante de Madrid Laica, en la universidad se deberían evitar la simbología religiosa, los lugares de culto y los "currículos sobre la fe". Con respecto a esto, Fermín Rodríguez Castro, responsable del área de Educación de Europa Laica, explica que en los acuerdos con la Santa Sede se dice que la religión debe estar en las escuelas educativas de formación del profesorado, y eso ha llevado a que se ofrezcan asignaturas optativas de religión en las universidades, "que luego se convierten en obligatorias, si se busca trabaja en una escuela concertada".
En esos centros, según Rodríguez Castro, el arzobispado exige a los profesores, "aunque no vayan a impartir religión", que tengan la Declaración Eclesiástica de Competencia Académica (DECA) en Educación Infantil y Primaria, e "incluso que estén bautizados".
En los acuerdos con la Santa Sede también se dice que la Iglesia puede organizar cursos y actividades religiosas en centros universitarios públicos. Algo que se ha demostrado, de acuerdo con López López, con cursos de verano como los celebrados los últimos años en El Escorial, entre el titulado "Fe en dios creador, ciencia y ecología en el siglo XXI".