Historias de Chicho
Pasión por Chicho
Que la universidad le dedique un encuentro a Ibáñez Serrador no debería ser noticia, la noticia es que no protagonice seminarios, cursos, asignaturas completas... Por su talento, pero también porque ha fraguado la historia audiovisual de este país al tiempo que pasaba de la radio comunitaria en el patio de vecinos a los primeros aparatos comprados a plazos en blanco y negro.
Y siguió después con un concurso que era un mundo en sí mismo, un ecosistema televisivo que une a aquellas generaciones analfabetas en el audiovisual con los hoy tan de moda “yofuialaegb” y siguientes.
Aun así, la pregunta flotaba en el aire… Levantad la mano aquellos de vosotros que conocéis a Chicho, solicitaba Luis Larrodera en el encuentros complutense Historias de Chicho y el público se dividía en dos sectores claramente diferenciados por la edad.
Para remediar este lapsus generacional “Historias de Chicho” contó con protagonistas que sumaban conocimiento, pasión y muchas ganas de transmitir esta herencia viva y reciente y que, a pesar de ser reivindicada por directores como Alex de la Iglesia o Bayona, parece a veces desvanecerse en lo efímero del consumo audiovisual actual.
Da para una tesis
Historias de Chicho da para muchas entregas, pero la que realizamos en colaboración con Prointel, recogió capítulos fundamentales. Aída Cordero, apasionada de Narciso Ibáñez Serrador hasta el punto de dedicarle su tesis, explicaba sus aportaciones a un cine, el del terror, para el que no había tradición en España y en el que “Chicho fue pionero en introducir estos géneros”. De su primera película, “La Residencia”, esta doctora en Historia del cine destaca que “es un prodigio de sutilezas”, a pesar de la censura, y resalta que tuvo “tres millones de espectadores”, una cifra comparable a las películas más exitosas de este momento. “Quentin Tarantino y Speilberg admiran a Ibañez Serrador”, recuerda Luis Larrodera, “con solo dos películas” y Carlos Urrutia se lamenta: “quizá, por el Un, dos, tres... hemos perdido un gran realizador de historias”.
Recopilación de su memoria
El actor que nos llevó desde los orígenes de su trayectoria profesional hasta el mítico concurso, está recopilando información para una biografía con tanta dedicación que hasta el hijo de Chicho, Alejandro, le consulta durante el encuentro. Con Urrutia conocimos sus impresionantes cifras (“más de 350 guiones hechos solo para televisión, programas estrenados en los cinco continentes,…) y una advertencia: “cuando el éxito se convierte en rutina nos encontramos ante alguien digno de estudio”.
Alguien, que en palabras de Urrutia fue “el Big Bang de la televisión en España” y al que Larrodera define como un “personaje apasionante como genio de la comunicación y padre de la televisión en este país”. De Chicho Ibáñez tampoco hay que olvidar su faceta teatral, hasta la gran Margarita Xirgu “exigió que Chicho –con 23 años- la dirigiera en su aparición en televisión”, recuerda Urrutia.
El concurso que se apoderaba de un país
Pero el Un, dos, tres se apoderó de la trayectoria de Ibáñez Serrador y de casi todo un país. “Conseguía que los españoles cenaran antes, estuvieran calladitos y viajaran en familia” explica Luis Larrodera, el hasta ahora último presentador del concurso y “cambiaba la vida a todo el que aparecía allí”. Larrodera realizó un viaje por los años del ‘UN, DOS, TRES… ¡RESPONDA OTRA VEZ!’, sus presentadores, artistas participantes… y destacaba, por ejemplo, la aparición de una mujer como presentadora: “con la elección de Mayra Gómez Kemp seguro que sonaron los teléfonos. En 1982 el Un, dos, tres... era un programa de mujeres”.
Llegando al final “que es por donde hay que empezar” una historia (consejo que Narciso Ibáñez Serrador daba a su hijo Alejandro), el tercero de la saga explicó su infancia en los rodajes. "¿Papá qué c... es un paneo?", de estas y otras preguntas le viene la vocación con la que ahora dirige Prointel, la productora que fundó el propio Chicho. Atesoran muchas lecciones en torno a la tele y al arte de contar: “Las historias de terror o asustan o dan miedo -comenta Alejandro Ibáñez que le explica su padre- Es más difícil dar miedo que asustar. Historias para no dormir daba miedo”.
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Celia Sánchez22 de febrero 2017, #ChichoECmás info en