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La sibila Délfica y Apolo, fresco de Herculano, s. I d. C. Nápoles, Museo Archeologico Nazionale
La sibila es una personificación femenina, literaria y artística que, gracias a su don de la clarividencia, despertó desde la Antigüedad hasta la Edad Moderna una gran fascinación entre los artistas. Se las consideraba profetisas ya que eran capaces de interpretar las estrellas y la voluntad de los dioses.
Procedentes de la tradición grecorromana, su representación artística fue también habitual en la Edad Moderna. Entre medias, su figura sufre multitud de variaciones porque, después de la Antigüedad, pasaron a ser asimiladas por la religión cristiana, convirtiéndose en profetisas de la llegada del mesías, como vemos en La profecía de la Sibila Tiburtina de Ghirlandaio.
Iconográficamente, su postura cambia dependiendo de la época: pasa de estar sentada o erguida a estática o declarativa. Su mirada perdida o concentrada se mantiene en el cielo; el dedo y el brazo señalan hacia arriba e interpretan lo que los dioses le dicen. La información queda plasmada en una tablilla, rollo o libro. La indumentaria con la que aparecen es una túnica y un velo. Veremos como Velázquez seguirá esta misma iconografía, pero creará su propia sibila.
Pitia y el rey Egeo, h. 440-430 a.C. Berlín, Antikensammlung.