La Luna
Entre los mundos que podrían estar habitados, la Luna era el más cercano, visible y el que más curiosidad despertó desde fechas muy tempranas. Quienes miraron a la Luna queriendo ver en ella un mundo como el nuestro especularon sobre cómo debía ser su naturaleza y sus habitantes, los “selenitas” o los “lunáticos”. El debate acerca de una Luna habitada chocaba con la concepción aristotélica que planteaba que nuestro satélite era un orbe perfecto y que las manchas que en ella se observaban desde la Tierra debían tratarse, incluso, de un reflejo de nuestra propia impureza. Poco a poco, la idea de una Luna inmaculada se fue desvaneciendo y a través de los ojos renovados del telescopio se descubrió un mundo de cráteres y asombrosos relieves, que artistas y científicos representaron en sus “selenografías” o mapas lunares.
PLUTARCO, c. 46- c. 119
Ethica, siue Moralia, Opera quae extant omnia
Basileae: Apud Thomann Guarinum, 1573
BH FLL 26596
En esta obra el autor griego deliberó sobre la esencia de nuestro satélite y sobre sus posibles habitantes, los selenitas. Tras debatir cómo debían ser para soportar las condiciones de la tenue atmósfera lunar, concluye con un relato en el que la Luna representa la culminación del viaje espiritual de los humanos tras la muerte.
JOHANNES KEPLER, 1571-1630
Dissertatio cum nuncio sidereo nuper ad mortales misso à Galilaeo Galilae
Pragae: typis Danielis Sedesani, 1610
BH FLL 21065(1)
Kepler reafirma la trascendencia de las observaciones realizadas por Galileo, especialmente sus observaciones de la Luna, en la que había descubierto un relieve similar al terrestre. Fascinado por Plutarco, en 1608 el autor había escrito El sueño, un viaje onírico a una Luna habitada.
JOHANNES HEVELIUS, 1611-1687
Selenographia sive Lunae descriptio atque accurata, tam macularum eius quam motuum [...]
Gedani edita: autoris sumtibus: typis Hünefeldianis, 1647
BH FLL 12112
Basándose en observaciones propias, la Selenographia de Hevelius refleja el gran avance experimentado en materia de observación telescópica desde que Galileo dibujara la Luna en su Sidereus nuncius (1610). Junto al Almagestum Novum de Riccioli y Grimaldi (1651), esta obra revolucionó la forma de mirar y entender nuestro satélite.
ATHANASIUS KIRCHER, 1601-1680
Mundus subterraneus, in XII libros digestus : quo divinum Subterrestris Mundi Opificium [...]
Amstelodami : apud Joannem Janssonium à Waesberge & filios, 1678
BH DER 15866
En esta obra Kircher reflexiona y especula sobre la naturaleza geológica de la Tierra en el marco de lo que denomina “Geocosmos”. Entre las numerosas ilustraciones de la Luna publicó a título póstumo uno de los mapas lunares del también jesuita Christoph Scheiner (1575-1650), realizado poco tiempo después de la selenografía de Hevelius. Ambos autores le sirvieron como fuente e inspiración para su trabajo.
ATHANASIUS KIRCHER , 1601-1680
Iter extaticum coeleste [...] interlocutoribus Cosmiele et Theodidacto
Herbipoli: sumptibus Joh. Andr. & Wolffg. Jun. Endterorum haeredibus: Prostat Norimbergae: apud eosdem, 1660
BH FLL 20993
En esta obra Kircher creó un diálogo imaginario en el que el narrador, Theodidactus, tras quedarse dormido en un concierto de música sacra, era llevado por un ángel llamado Cosmiel en un viaje interplanetario. En un universo acorde al modelo planteado por Tycho Brahe, se describe la Luna, con sus manchas, atmósfera y posibles habitantes.