La cartografía histórica siempre tuvo vocación enciclopédica. Textos e imágenes proyectaron una acepción del mundo que excedía los límites geográficos para incluir información de carácter económico, político, religioso y cultural. En esos mundos librarios también quedó recogido el cartógrafo o promotor y el contexto en el que se realizaron las obras. Curiosamente, cuando en el siglo XVI comenzó a prevalecer la imagen científica de mapa, este dejó de terminar en sus costas, y más allá de sus límites, se incorporaron otras figuras para acabar de completarlo.

Los ejemplares aquí expuestos son de factura europea, datados en la temprana Edad Moderna. Ambos casos exhiben la diversidad de gentes que habitaban el mundo según el imaginario del momento. No obstante, la óptica desde la que esos pueblos fueron observados no fue neutral ni objetiva. Una cristiana y civilizada Europa miraba desde su posición central a otras culturas exóticas, o salvajes, y las ubicaba al margen.

 

SIMON GRYNAEUS, 1493-1541

Novus orbis regionum ac insularum veteribus incognitarum vna cum tabula cosmographica  [...]

Basileae: apud Io. Heruagium, 1555

BH FG 2740(1)

Las entalladuras que rodean el mapa se atribuyen a Hans Holbein el Joven, pintor y grabador. En ellas las cuatro partes del mundo se representan de manera figurada. Nativos americanos caníbales, africanos con platos labiales, indios (orientales) emplumados, y en Europa, Ludovico de Varthema. El mensaje: Europa explora el mundo.

 

HARTMANN SCHEDEL, 1440-1514

Liber chronicarun fuguris et ymagibus ab initio mundi [...]

Norimbergae: Antonius Koberger, 12 julio, 1493

BH INC FL-200

Jafet, Sem y Cam –los tres hijos de Noé entre los que se repartió el mundo (tripartito) tras el diluvio universal–, sostienen el mapa. La deuda ptolemaica es evidente: sólo está incluida la ecúmene, la terra incognita se omite. Al margen, sin embargo, están presentes las razas monstruosas.