Relaciones semánticas

A pesar de que el léxico de la lengua es una actividad libre y en él las alteraciones son continuas, porque está en constante cambio y es infinito por definición, cuenta con estructuras y relaciones.

 

La organización del léxico se manifiesta, por ejemplo, en el campo semántico.

 

1.    CAMPO SEMÁNTICO

 

  • Estructura paradigmática, contiene un valor básico de todo el paradigma, una base de comparación, y elementos diferenciales propios de cada unidad. (Los diccionarios ideológicos demuestran la existencia de estructuras formales y conceptuales en el léxico.) Toda creación morfológica (derivados y compuestos) o semántica (etimología popular...) descansa en asociaciones de palabras.

 

  • Saussure insistió en que las palabras forman un sistema en el cual cada una extrae su valor de su posición con respecto a las otras. En el léxico, cada palabra es el centro de lo que llama una “constelación” asociativa. Por ej., la palabra enseñanza, evoca en nosotros la asociación formal con enseñar, enseñamos; pero también las semánticas de contenido con aprendizaje, educación, etc.

 

  • Meyer (1910): estudió el sistema semántico de los grados militares, definiendo su valor por posición.

 

  • El primer intento de introducir los principios de Saussure en la Semántica moderna los llevó a cabo Jost Trier, (1935): inauguró el concepto de campo semántico, (de conocimiento e inteligencia del alemán); y añadió la idea de que una modificación conceptual lleva a la modificación de los conceptos vecinos y de las palabras que los expresan.

 

  • Pisen: creó el concepto mismo y demostró la dependencia y el condicionamiento de los elementos que lo componen entre sí: demostró que los elementos de cada campo se organizan de tal manera que se condicionan mutuamente; cada elemento delimita a los vecinos y se ve delimitado por estos.

 

  • La posibilidad del estudio estructural del significado se planteó en 1957 en el VII Congreso Internacional de Lingüistas; luego Pottier, Bally y Trier fueron sentando las bases.

 

  • Pottier: en el campo semántico cada significante o lexema tiene un contenido semántico o semema, que es el conjunto de una serie de rasgos distintivos (los semas) Un campo semántico, por ejemplo el que forman silla, sillón, taburete..., estaría constituido por todos los significantes con un semema común, al que llamaremos archisemema “para sentarse". El lexema común a todos los significantes será el archilexema, en este caso "asiento". El semema del lexema silla está compuesto por los semas “para sentarse”, “con patas”, “con respaldo”, “para una sola persona”. Frente a sillón, carece del sema “con brazos”.

 

Cada lengua estructura sus propios campos semánticos de modo peculiar y distintivo. Ejemplo del campo semántico “pared”, según G. Salvador[1]:

 

 

S1

S2

S3

S4

S5

S6

S7

S8

S9

S10

S11

S12

pared

+

+

+

+

 

 

 

 

 

 

 

 

muro

+

+

+

+

+

 

 

 

 

 

 

 

tabique

+

+

+

+

 

+

+

 

 

 

 

 

tapia

+

+

+

+

 

+

 

+

 

 

 

 

muralla

+

+

+

+

 

 

 

+

 

+

 

 

barbacana

+

+

+

+

 

 

 

+

+

+

 

 

colaña

+

+

+

+

 

+

+

 

+

 

 

 

frontón

+

+

+

+

+

 

 

 

 

 

+

 

paredón

+

+

+

+

 

 

 

 

 

 

 

+

 

Valor de los semas:

S1: obra                         

S2: de albañilería             

S3: vertical

S4: para cerrar un espacio

S5: grueso

S6: delgado

S7: interior

S8: exterior

S9: bajo

S10: con carácter defensivo

S11: para jugar a la pelota

S12: en ruinas

 

  • Forman un campo semántico porque comparten los semas de “obra”, “de albañilería”, “vertical”, “para cerrar un espacio”. Pero hay semas diferenciales: “grueso”, en muro; “delgado” e “interior” en tabique; “exterior” en tapia; los semas“exterior”, “bajo” y “con carácter defensivo” en barbacana; “delgado”, “interior” y “bajo” en colaña; “grueso” y “para jugar a la pelota” en frontón; y el sema“en ruinas” para paredón.

 

  • Los campos semánticos se relacionan con otros campos semánticos a través de lexemas puente o unidades léxicas pertene­cientes a más de un campo semántico y a más de un paradigma léxico. En relación con el de pared, el núcleo de S1, S3, S4 y S8  tiene cor­respondencia con el archilexema cerca y, dentro del campo semántico de "cerca", pueden incluirse todas las unidades léxicas del campo "pared" que no posean el rasgo de "interior": tapia, muro, pared y, además, valla, valladar, empalizada, sebe, seto, barbiza, alambrada, albarrada, duba, gallonada. En definitiva, tapia y muro son unidades poliparadig­máticas, pertenecen a más de un paradigma léxico o campo semántico.

 

2. HIPONIMIA E HIPERONIMIA, O SIGNO EXTENSO Y SIGNO INTENSO

 

Oposición semántica muy frecuente en español: un signo extenso, el hiperónimo cubre semánticamente a otro, el hipónimo.

Ejs:

  • Piel es archilexema de cutis. Por eso, se puede hablar de piel para referirnos a cualquier piel, incluida la de la cara que es cutis: piel es el signo extenso, el hiperónimo; cutis es el hipónimo, el signo intenso.

 

  • Cabello y pelo: pelo es el hiperónimo, es el archilexema. Cuando en una oposición como las descritas coinciden además los significantes hablamos de ambigüedad. Sucede en el caso de pueblo (en el sentido de país) y pueblo (pequeña ciudad).

 

A Greimàs y J. Courtés denominan a esta relación también parasinonimia o cuasisinonimia

Ej.: Los hipónimos de alimento son todos los que se incluyen en la pirámide alimenticia; del que alimento es su hiperónimo.

 

3. HOMONIMIA y la POLISEMIA:

 

  • Ullmann: en incontables casos, más de un sentido estará asociado con un mismo nombre. Esta polivalencia del significante -causante de ambigüedad semántica- puede darse por:
    • Polisemia: una palabra tienen dos o más significados.
    • Homonimia: dos o más palabras tienen un significante coincidente.

 

  • Berruto: son fenómenos debidos a la propiedad de la lengua de ser un código que establece correspondencias plurívocas entre el plano del significado y del significante.

 

  • Salvador: ambos fenómenos, sincrónicamente considerados, pueden estimarse como uno solo; pero la diferencia es diacrónica:
    • Homonimia, significantes originariamente diversos y de paradigmas distintos han ido a coincidir por evolución fonética (ej: el sobre de las cartas, la preposición sobre, lo que sobre del verbo sobrar).
    • Polisemia: la evolución semántica da lugar a diversas significaciones de un único significante (por ej., banco de pruebas, banco de ojos, banco de sangre, banco, el asiento).

 

  • Brèal: la polisemia es un fenómeno de multiplicación por el cual el término inicial va adquiriendo nuevos sentidos: el nuevo sentido no pone fin al antiguo, coexisten el propio, el metafórico, el restringido, y produce ejemplares nuevos.

 

  • Ullmann: El origen de la polisemia tiene diversas causas:
    1. Cambios de aplicación. Sobre todo en el uso de adjetivos, ya que son muy propensos a cambiar su significado en función del nombre. Por ej., blanco, aplicado a un objeto, se define como del color de la nieve o la leche; aplicado a una persona, de raza europea o caucásica.
    2. Especialización de un medio social. Las palabras pueden tener un uso técnico y otro popular. Por ejemplo, acción, paraun abogado significa “acción legal”; para un soldado, “operación militar”.
    3. Lenguaje figurado. Una palabra puede recibir un sentido figurado sin perder el original: Ojo, por metáfora o metonimia, puede aplicarse a cosas que se parecen a un ojo, como el “ojo de buey” de los barcos.
    4. Influencia extranjera. Se trata de polisemia por préstamo semántico. Por ej., la palabra española ministro, “funcionario del gabinete real” ha pasado a significar un cargo político determinado; aunque en Estados Unidos, -y se extiende en español- “clérigo protestante”, y representante de una iglesia. 

 

Ullmann:

Mecanismos para evitar el conflicto semántico:

De la polisemia:

  1. Género gramatical. En fr., le pendule significa péndulo ;  la pendule, reloj. En español, el radio y la radio.
  2. Inflexión. En it., el pl. de muro, i muri, significa muros en general; pero le mura, las murallas de una ciudad.
  3. Orden de las palabras. En fr. cambia el adjetivo y varían los sentidos del mismo término. En esp. por ej., no es lo mismo viejo profesor, que profesor viejo.
  4. Adición de otro término: banco de pruebas, banco de sangre, especifica y diferencia el significado de banco.
  5. Modificaciones de la forma. En fr. las diferencias mínimas de forma, fonéticas o gráficas, impiden la confusión, como en diverse et divers.

De la homonimia: 

  1. La más común en lenguas que cuentan con muchos términos monosílabos, como el inglés y el francés, la convergencia fonética. Por ej., en francés, au se puede interpretar por au (al), aux (a los), eau (agua), aut. (alto), os (hueso), auls (ajos)
  2. Por divergencia semántica, por el desarrollo de sentidos divergentes, cuando dos o más significados de la misma palabra se separan hasta romper toda conexión con ella. La polisemia da paso a la homonimia. No siempre es fácil determinar los límites entre una y otra relación. Por ej., en el caso de Pupila (discípula) y pupila (de los ojos) que podemos pensar como homonimia (lo es sincrónicamente hablando). Sin embargo, la semántica diacrónica nos descubre que la denominación de una parte del ojo como pupila nació de un uso metafórico, aún vivo en la expresión “la niña de los ojos”, por lo que históricamente estamos ante un caso de polisemia, con dos sentidos vinculados. Los hablantes no tienen ya conciencia de esta vinculación y perciben los dos significantes como independientes.

Los recursos de salvaguarda frente a la homonimia son similares a los de la polisemia: contextuales (son, hijo y sun, sol), de diferenciación por clases de palabras (I know, no), por el género, por composición (pomme: manzana; pomme de terre, patata), por la modificación de la forma ortográfica.

 

4. LA SINONIMIA Y LA ANTONIMIA

 

La relación sinonímica es uno de los temas más polémicos de la semántica: muchos lingüistas se empeñan en su negación. Ullmann no niega su existencia, aunque dice que los sinónimos absolutos no son frecuentes. Como muchos lingüistas, piensa que los sinónimos pueden ser absolutos y parciales. Pero como dice Salvador, los sinónimos o son absolutos o no son. A pesar de la negación teórica de la sinonimia, es innegable que en la conciencia del hablante y sobre todo del que escribe la sinonimia existe y es una necesidad estilística para evitar la repetición cercana de la misma palabra.

 

“La sinonimia se sitúa en el plano del contenido del signo lingüístico, del significado léxico que se actualiza en el discurso; que no ha de confundirse con la referencia, que puede ser la consecuencia en el uso de esa equivalencia semántica. Son sinónimos, y por tanto intercambiables, estatura-talla en la común acepción de {`altura, medida de una persona desde los pies a la cabeza´}; y por esa razón son intercambiables sólo en dicha acepción, no en contextos referidos a otras acepciones de talla o estatura en las que no hay coincidencia de significado. Podemos representar esta relación sinonímica de dos maneras:

estatura{`altura, medida de una persona desde los pies a la cabeza ´} talla

 

Signo 1

Significado común

Signo 2

 

    Significante Talla                                       

  S 1  altura

  S 2  de una persona

  S medida desde los pies a la cabeza

 

 Significante   Estatura

 

La coincidencia de significado y referente que puede darse –y desearse, en aras de la precisión- en un enunciado dentro de un contexto comunicativo singular, no debe llevar a la confusión entre significado y referencia. En el uso, los dos sinónimos pueden, en virtud de sus comunes sememas, de su identidad de significado, designar la misma realidad; pero la designación, la referencia, es consecuencia, no causa de la sinonimia”.

 

                               SIGNIFICADO

{`altura, medida de una persona desde los pies a la cabeza´}

                                                                                                                                                           

  SIGNIFICANTE 1 estatura      REFERENCIA 1   SIGNIFICANTE 2 talla      REFERENCIA 2

                                                                                                           

 

Fuente: Regueiro Rodríguez, Mª L. (2010): La sinonimia. Madrid: Arco Libros

 

Negación

Afirmación. (Salvador)

 

 

- BREAL: según su "ley de re­partición del sig­nificado", cada vez que se produce sinoni­mia, las voces implicadas tien­den a repartir su contenido y acaban por diferen­ciarse semán­ticamen­te

- BLOOMFIELD: "Cada signo lin­güístico tiene un significado constante y específico"

- PALMER: "no hay sinónimos auténticos, ningún par de pala­bras tiene exactamente el mismo significado...parecería im­probable que dos palabras que poseyeran exactamente el mismo significado sobrevivieran en la len­gua"

- BERRUTO: "la conmutabilidad perfecta dentro de un mismo contexto no se da más que teóricamente …la sinonimia en sentido riguroso no exis­te...siempre hay algún valor estilístico, emotivo, social, etc., que diferen­cia aunque sea ligeramente, a palabras de sig­nificado aparentemente igual"

- BALDINGER: "la sinonimia ab­soluta no existe"

 

 

- Hay abundantes ejs. de repar­tición de signi­ficados entre sinónimos pero también de lo contrario: palabras que devie­nen sinóni­mos. Ejs: alquilar y a­rrendar; asunto y tema

- Hay vocablos perfectamente intercambia­bles en el mismo contexto

- Geosinónimos: sinónimos que corresponden a áreas distin­tas. (Lo reflejan los atlas lings.) Serie geosinonímica: cerdo, guarro, puerco, cochino, ma­rrano, gocho, chancho...

- En el léxico nomenclator: agudas /llanas/ esdrújulas y oxítonas /paroxítona / proparoxítona

- (Incluso Ullmann lo admite) 

- Existen innumerables series de iguales significados en los usos literarios y no literarios: empezar/iniciar/ principiar

- Son intercambiables en todos los contextos

- Si se admite que como en la polisemia o en la homonimia a un significante puedan corresponder varios significados, también debe admitirse que un significado pueda tener en el plano de la expresión más de un significante.

 

Lingüística del Texto: la sinonimia existe, como uno de los procedimientos de coherencia textual. La sustitución léxica sinonímica, dice Bernárdez, no existe en el nivel puramente léxico, pero sí en el textual. Desde el punto de vista de la semántica referencial, la sinonimia pasa a ser un mecanismo de designación extralingüístico, referencial.

 

ANTONIMIA

 

Lázaro Carreter> tipos de antonimia:

  1. Antonimia propiamente dicha, entre términos opuestos que admiten gradación. Frío, calor. También se los denomina antónimos de grado.
  2. Por reciprocidad, también llamados antónimos inversos. Términos que se suponen de forma recíproca, como Vender-comprar.
  3. Por complementariedad, antónimos complementarios. La presencia de uno excluye al opuesto. Soltero, casado.
  4. Lázaro Carreter incluye también como antónimos los casos como huésped, en los que un término tiene significados antonímicos: el que hospeda, y el que es hospedado.

 

5.    HOLONIMIA Y MERONIMIA

 

Desde un punto de vista ontológico, la realidad de un todo está constituida por partes. Esta evidencia da lugar a relaciones entre el significado de las unidades léxicas a las que se denomina holonimia y meronimia. La relación parte-todo puede ser comprendida de manera intuitiva o mediante ejemplos claros en el lenguaje entre palabras como pedal y bicicleta. La meronimia, del griego méros -onymía  "denominación partitiva", y la holonimia, del griego holo- nymía "denominación totalizadora", se implican mutuamente.

 

El merónimo representa al nombre que designa una parte integrante de una unidad ontológica, unidad que es designada con respecto a las partes que la integran mediante el nombre holónimo. Por ejemplo, la palabra dedo es merónimo del sustantivo mano; y mano es merónimo de brazo; y a la inversa, mano es el holónimo de dedo y dedo es merónimo de mano.

Ej.: Pedal, manillar, cuadro y cada una de las palabras que designan una parte de la bicicleta son los merónimos; y bicicleta, el todo, su holónimo.



    [1] SALVADOR, G., Semántica y Lexicología, Madrid, 1986, Paraninfo,  p.47