La transferencia, puente entre universidad y empresa
Uno de los retos de la universidad del siglo XXI es transmitir el conocimiento generado por sus investigadores para aplicarlo con fines socioeconómicos o, lo que es lo mismo, la transferencia. La última edición de la Conferencia RedOTRI, celebrada en la Universidad Complutense de Madrid hace unos días, concluyó que, aunque se ha avanzado mucho en este ámbito, aún queda camino por andar. Las empresas de base tecnológica y los parques científicos y tecnológicos en los que se instalan se consolidan como un puente entre la universidad y la empresa.
De izquierda a derecha, Regina García Beato, José Carlos Gómez Villamandos, Carlos Andradas, Carmen Vela y José María Torralba en la Conferencia RedOTRI 2016. / Aida Cordero
MARÍA MÍLÁN | “La transferencia de conocimiento es uno de los elementos de responsabilidad social de las universidades; es devolver a la sociedad la inversión que hacen los ciudadanos al sistema universitario”, apuntaba Carlos Andradas, rector de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) en la Conferencia RedOTRI 2016.
Durante los días 30 y 31 de mayo, la facultad de Odontología acogía esta reunión anual de las Oficinas de Transferencia de los Resultados de Investigación (OTRI) de las universidades públicas y privadas españolas, convirtiéndose la UCM en anfitriona de esta edición.
Las OTRI son unidades que actúan como puentes, uniendo los centros universitarios públicos y privados del país con centros tecnológicos, empresas y sociedad en general. En otras palabras, se encargan de que el conocimiento generado por los investigadores y los grupos de investigación de la universidad salga a la luz y tenga un provecho económico y social.
Para José Manuel Torralba, director general de Universidades e Investigación de la Comunidad de Madrid, las OTRI son fundamentales. “Sin su papel no se puede entender el sistema universitario”, señalaba.
El reto de la innovación
El salón de actos de la facultad de Odontología durante la conferencia. / Aida Cordero
Los resultados de la Encuesta de Investigación y Transferencia de Conocimiento de las Universidades Españolas de la RedOTRI y RedUGI, cuya presentación coincidió con la conferencia, indican que, pese a una progresiva disminución de las plantillas de investigadores de las universidades, la proporción de personal que realiza actividades de investigación y de transferencia ha aumentado ligeramente: el 45% participa explícitamente en actividades de investigación y el 19% lo hace en tareas de transferencia de conocimiento.
“No soy capaz de entender la investigación sin transferencia”, sentenciaba en la Conferencia RedOTRI Carmen Vela, secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, del Ministerio de Economía y Competitividad.
Además, Vela señalaba que España está en el décimo puesto en número de publicaciones pero, en cuanto a innovación, desciende hasta el puesto decimoséptimo de Europa.
Por su parte, el rector manifestaba su esperanza en que “la recuperación económica se vaya notando en la I+D y que se nos vea cada vez más a las universidades como agentes fundamentales del desarrollo económico del país”.
Según los resultados de la encuesta, el gasto en I+D+i de las universidades españolas ascendió en 2014 a 3.187 millones de euros, 438 millones menos respecto al año anterior, y representa un peso del 35% de todo el gasto realizado por las universidades. “No es posible pensar en una universidad moderna sin I+D+i”, indicaba Torralba, y es precisamente esa última vocal, la i de la innovación, la más difícil de conseguir.
En la cúspide con las EBT
Durante segunda jornada de la Conferencia RedOTRI se trató el tema de las Empresas de Base Tecnológica (EBT) con la ponencia de Martín Rivas, director de Operaciones UNINVEST SGCR, que presentó casos prácticos para transferir a la sociedad resultados de investigación del entorno universitario.
Las EBT son empresas creadas por investigadores universitarios que basan su actividad en las aplicaciones de nuevos descubrimientos científicos o tecnológicos para la generación de nuevos productos, procesos o servicios.
“Son la cúspide de la transferencia, aunque no todo profesor o investigador tiene por qué crear una”, señala Rosa Mecha, coordinadora del área de Creación de Empresas de Base Tecnológica de la OTRI-UCM, quien añade que “solamente dan el paso aquellos que realmente tienen espíritu emprendedor”.
Estas spin off universitarias se clasifican en participadas y no participadas, explica Mecha, dependiendo de si la universidad se convierte o no en un socio más del accionariado.
E- Media, Inbea, InfiQus, Probisearch, Velogen, Renewable Energy and Processes, Padaone Games, Saluvet- Innova y Mideloy son las empresas de este tipo en las que la UCM forma parte del capital social. “La participación despierta más confianza en el mercado”, añade la experta.
Investigador en el Parque Científico de Madrid. / PCM
Los ingredientes para crear una EBT son, además de un resultado transferible, una buena base tecnológica y gran espíritu emprendedor por parte del científico. Además, su éxito depende después de muchos factores, más humanos que técnicos o empresariales.
“Hay investigadores que, tras mucho recorrido previo de transferencia, llega un momento en el que sienten la necesidad de crear una empresa para comercializar sus propios resultados de investigación”, concluye Mecha.
Más cooperación en los parques
Algunas EBT se pueden ubicar dentro de los parques científicos y tecnológicos, que también juegan un papel importante en materia de transferencia e innovación. Andrés Barge Gil, profesor del departamento de Fundamentos del Análisis Económico II de la UCM, ha participado en un estudio publicado en la revista Research Policy, donde analiza la relación entre empresas y parques españoles.
“Estas instalaciones estimulan y gestionan el intercambio de conocimiento entre las empresas, las universidades, las organizaciones de investigación y los mercados. Además, impulsan la creación y el crecimiento de empresas innovadoras y proporcionan a las entidades servicios de valor añadido”, refiere el investigador.
Los parques científicos y tecnológicos son instituciones vinculadas a un espacio físico, poseedoras de una unidad de gestión, que albergan empresas y otras entidades científico-tecnológicas, y buscan incrementar el desarrollo local promoviendo la innovación y la competitividad.
Barge demuestra en su estudio, al comparar empresas similares ubicadas dentro y fuera de estos parques, que en las internas su cooperación en innovación aumenta –entre 15 y 21 puntos porcentuales–, y que esa cooperación es “más estable y más diversa” respecto a las externas.
En este punto, habría que hacer una distinción terminológica: en los parques científicos y tecnológicos, la universidad suele ser un huésped que no participa en su gestión, mientras que existen otras instituciones, los parques científicos, que sí son impulsados por la universidad.
Es el caso del Parque Científico de Madrid, una fundación sin ánimo de lucro creada en 2001 por las universidades Complutense y Autónoma de Madrid para impulsar la ciencia, la tecnología, la innovación y la transferencia. Con más de 8.000 m2 de instalaciones, 122 empresas desarrollan su actividad en la actualidad. El CSIC, el CIEMAT, la Cámara de Comercio e Industria de Madrid, el Ayuntamiento de Tres Cantos (Madrid) y el Banco Santander apoyan esta apuesta por la investigación.
Según un artículo publicado en la revista Technovation en la que participan investigadores de la UCM, las empresas que mantienen relaciones a largo plazo con universidades obtienen más conocimientos técnicos, según datos recogidos por el Parque Científico de Madrid.
Una asignatura pendiente en este camino entre el mundo universitario y empresarial es que la carrera académica se consolide, no solo con la investigación, sino también, con la transferencia. Durante la Conferencia RedOTRI 2016 se denunció el poco peso de esta actividad en los ránquines internacionales. “Tenemos que lograr articular ese camino”, alentaba Andradas.
Referencias bibliográficas: Ángela Rocío Vásquez- Urriago, Andrés Barge-Gil y Aurelia Modrego Rico. “Science and Technology Parks and cooperation ofr innovation: Empirical evidence from Spain”. Research Policy 45, febrero de 2016 DOI:10.1016/j.respol.2015.07.006.
Isabel Diez- Vial y Ángeles Montoro Sánchez. “How knowledge links with universities may foster innovation: The case of a science park”. Technovation 50-51, abril-mayo de 2016 DOI:10.1016/j.technovation.2015.09.001.
Unidad de Información Científica y Divulgación Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) Universidad Complutense de Madrid uccucm@ucm.es Tlf.: 91.394.6369 |