Número 1 (2009)

Revista Digital de Iconografía Medieval

Los ángeles

Irene GONZÁLEZ HERNANDO

Resumen: Los ángeles son seres celestes que ayudan y adoran a Dios. Pero no constituyen un bloque uniforme, sino que son un conjunto de seres diferenciados que se rigen por una estricta jerarquía. De la jerarquía angélica se ocuparon tanto los textos bíblicos como los pensadores medievales. El término ángel lo usamos de manera imprecisa para referirnos a un extenso número de criaturas diferentes que forman parte del coro angelical. Sin embargo, en el relato bíblico se deja entrever la existencia de distintas criaturas angélicas, tal como se deduce del versículo de las Cartas de Pablo a los Colosenses 1, 16: porque en Él fueron creadas todas las cosas del cielo y de la tierra, las visibles y las invisibles; los tronos, las dominaciones, los principados, las potestades; todo fue creado por Él y para Él.

El Pseudo-Dionisio Areopagita (s. V-VI), partiendo de los textos bíblicos, definió y codificó las jerarquías angélicas en su tratado De coelesti hierarchia (Acerca de la jerarquía celeste), de principios del siglo VI. El pensamiento del Pseudo-Dionisio, revalorizado por Gregorio Magno (s. VI), estuvo vigente a lo largo de toda la Edad Media y sólo empezó a ser cuestionado a partir del Humanismo del siglo XV. El Pseudo-Dionisio habla de nueve coros angélicos, distribuidos en tres órdenes: en el Primer Orden (Consejeros) se sitúan Serafines, Querubines y Tronos; en el segundo (Gobernadores) Dominaciones, Principados y Potestades; y en el tercero (Ministros) Virtudes, Arcángeles y Ángeles. Cada uno de estos seres desempeña una función y presenta, en principio, unos atributos distintos.

Sin embargo, habitualmente se habla de ángeles sin especificar a cuál de todos los coros nos estamos refiriendo. Es decir, la palabra ángel puede servir bien para referirse al último de los coros angélicos, según la división del Pseudo-Dionisio Areopagita, bien para referirse genéricamente a cualquiera de los nueve coros que constituyen la jerarquía angélica. En este artículo se tratará pormenorizadamente de los ángeles o último coro, aunque se mencionarán también los otros.

Palabras clave: Ángeles; Último coro angélico; Seres celestes; Luz; Iconografía cristiana.


Daniel en el foso de los leones

Francisco de Asís GARCÍA GARCÍA

Resumen: El profeta Daniel fue arrojado a una fosa con leones, de la que salió ileso gracias a la intervención divina. Esta se materializó en el auxilio de un ángel y en la visita de Habacuc, quien, trasladado por otro ángel desde Judea, proporcionó a Daniel los alimentos que había preparado para sí. El prodigio mereció el reconocimiento del rey babilonio, que sentenció a los detractores de Daniel a un castigo análogo.

Palabras clave: Daniel; Habacuc; León; Antiguo Testamento; Profetas.


La intercesión de Betsabé

Mónica Ann WALKER VADILLO

Resumen: La referencia bíblica de la escena de Betsabé intercediendo ante David para que Salomón sea su sucesor se encuentra en I Reyes 1, 15-31. Betsabé, después de hablar con Natán, entró en la cámara de un anciano rey David a quien servía una joven sunamita llamada Abisag. Betsabé se arrodilló y prosternó ante él y le recordó su promesa de que Salomón reinaría después de él y se sentaría en su trono. También le informó de las acciones de Adonías.

Palabras clave: Betsabé; David; Salomón; Iconografía cristiana; Baja Edad Media; Antiguo Testamento.


Las labores de los meses en el Románico

Marta POZA YAGÜE

Resumen: En la antigua Roma, calendarium hacía referencia al día en el que se debían abonar los intereses producidos por préstamos realizados, cobro que se hacía coincidir con las calendae, con el primer día de cada mes. A partir de aquí, el término derivó en la referencia a la sistematización del procedimiento de cómputo temporal basado en la sucesión de los diferentes meses.

Durante los siglos del Románico, el sistema de cómputo anual del tiempo adquiere una configuración precisa según la cual cada uno de los meses se representa a partir de un episodio tomado de la vida campesina del momento, con sus períodos de actividad pero, también, reflejando las pausas, los momentos de descanso laboral, en los que las faenas dan paso a la plegaria y a la fiesta. Por ello, el tema iconográfico del calendario románico suele aparecer enunciado indistintamente como las labores de los meses.

Y aunque en ocasiones puede encontrarse erróneamente bajo esta denominación, no debe confundirse, en cambio, con el Menologio, sistema de cómputo usado por la Iglesia Griega para componer sus calendarios litúrgicos, en los que sus representaciones suelen obedecer a la inclusión de las imágenes de los santos o santas cuya festividad se celebra en cada uno de los días sucesivos del mes.

Palabras clave: Iconografía románica; Calendario; Labores de los meses; Zodíaco.


San Cristóbal

Santiago MANZARBEITIA VALLE

Resumen: El nombre "Cristóbal" significa portador de Cristo. Santo legendario encarnado por un soldado en busca del amo más poderoso del mundo, se pone al servicio de un rey, pero cuando éste muestra su miedo al diablo, se pone al servicio de Satán, al que a su vez abandona al ser derrotado por la visión de una cruz en el camino. Un ermitaño le habla de Cristo como el amo poderoso que busca, y para encontrarlo se pone al servicio de los viajeros y peregrinos que debían vadear un río sin puente. Un día, cuando está transportando a un niño, Cristóbal siente un peso progresivo que le hunde en las aguas, necesitando del apoyo de un tronco seco para llegar a la otra orilla. Allí un ermitaño le guía en la noche y el niño se revela como soberano de cielo y tierra, lo que demuestra haciéndole clavar su cayado en la tierra, que pronto se convierte en una palmera colmada de dátiles.

Palabras clave: Catorce Intercesores; Cinocéfalo; Imágenes apotropaicas; Muerte repentina; San Cristobalón; Santos antipestosos; Santos pasadores; Santos peregrinos.


Las sirenas

Laura RODRÍGUEZ PEINADO

Resumen: La sirena es una figura de naturaleza fantástica cuyo mito nace en la Antigüedad. La etimología del término se ha puesto en relación con el vocablo púnico sir –canto– y el semítico seiren –hembra que fascina con sus cantos–. Su principal atractivo era su seductor canto de amor que ejercía sobre quien lo escuchaba una atracción fatal. Nació como símbolo de los peligros que entraña el abismo marítimo, pero en la Edad Media se asoció a la lujuria, la tentación y los peligros que encarna la sexualidad, porque eran seres volátiles como el amor, además de encarnar la falsedad, el engaño y la inconstancia.

Palabras clave: Sirena; Sirena-Pájaro; Sirena-Pez; Sirena de cola bífida.